llevar tampoco por la tentación de tratar de convertir este leal reconocimiento del carácter vacío y superficial del espectáculo en una astucia secundaria para llegar a sentirlo y transformarlo, por la puerta trasera, en un acto profundo, o como escribiría un periodista, "preñado de contenido y significación". No, lo superficial no dejará de serlo con sólo verse en el espejo y confesarse a sí mismo como tal. El único beneficio que se puede esperar de un