--Es tarde. Ojalá que no tengas un disgusto con tu marido. --No te preocupes --me contestó--. Yo me arreglo. Quise creerle, aunque mi experiencia de muchacho supersticioso me enseñaba que basta ceder un instante a los halagos de la vanidad, para recibir castigo. Al día siguiente me despertó el teléfono. La reconocía aunque hablaba en un murmullo. Me decía: --Adiós. Nos vamos a la quinta en Pilar. Le conté todo a mi
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ARREGLAR.3a - (Arreglárselas Locución) Encontrar el modo de salir adelante ante una adversidad