; marrón, las solteras; todas, con cenefa de otro color. Y también ellas bordaban motivos populares de colorines en sus corpiños negros. Pero se ceñían además sobre los hombros unos mantoncillos triangulares anudados a la espalda. Algunas se cubrían la cabeza con la vancala, el tocado de Tiriolo y su comarca. Ninguna calzaba botas, sino abarcas o alpargatas, y nunca, nunca, salían de su alcoba con el pelo suelto. «No obstante, ésta es como ellas