, siempre la encontraba compartiendo sus ocupaciones con Catalina. Y, si no era así, o bien no la veía siquiera o aparecía cuando yo no estaba sola. Al fin pudimos vernos frente a frente, sin nadie que nos observara. Pero no fui capaz de articular palabra alguna. Una noche ella entró en mi habitación mientras yo dormía. No sé cuánto tiempo llevaría allí, vigilando mi sueño de cerca. Cuando me desperté, de repente, y la descubrí reclinada