me lo dijiste. TEO.- Porque nunca me sentí orgulloso de eso. Yo vivía con unos tíos. Estaba harto. Quería trabajar. ANA.- ¿Lo conseguíste? TEO.- No. A los tres días regresé. Las tres noches que estuve fuera de casa me las pasé espiando, desde la calle, las ventanas iluminadas. Quería ver a mis tíos. Nunca se asomaron. ANA.- Y al volver, la paliza de reglamento. TEO