robado un coche. Lo persiguieron. Se estrelló. (Un silencio.) El policía me llevó a una oficina. Había que rellenar papeles. ANA.- ¿Qué quería? TEO.- Me preguntó cuántas veces se había escapado de casa, si estaba fichado, cosas así. Le pedí, por favor, que no le abriera una ficha. Se rió: «Estaríamos apañados si les hiciéramos fichas. Se escapan diariamente más de trescientos chicos.» ANA.