». «Toma», le ordenó tendiendole un puñado de caramelos sugus, tres naranjas, varias barras de regaliz negro y un tazón con mermelada de albaricoque. Fue depositandolo todo sobre la cama y, al final, observó con curiosidad a Miguel salir de debajo del somier con varios botes de cristal vacíos y un fajo de folios arrugados entre los brazos. «¡Ya está!», exclamó después, frotandose las manos con felicidad. Agus pestañeó varias