caían a lo largo del cuerpo como si los hubiera abandonado. Y, sin embargo, a pesar de las apariencias, supe al mismo tiempo que aquello no era exactamente un hombre, sino otra cosa, algo impensable a lo que yo no podía nombrar con palabra alguna.Leobservabaparalizadatrasloscristales,sin atreverme a hacer el menor movimiento. Pensé de nuevo en la desaparición de Bene. ¿Estaría ya en su habitación? Seguramente habían estado juntos. Esa era la única explicación