se. Chiquillos y niñas juegan a rayuela, pasean sus muñecas, se deslizan por los toboganes, se columpian, hacen castillos de arena, acuden de vez en cuando a acusarse mutuamente y lloran junto a sus madres. El hombre de gafas, sombrero y gabardina que lesobservaarrobadoofreceunaspectoaprimera vista inofensivo y nadie parece reparar en él. Mientras su vecino de asiento lee ansiosamente las elusivas ofertas de trabajo de France-Soir y dos damas de mediana edad