y consagrados como tics de reconocimiento antagónico, seguiría siendo para muchos un político ambiguo, escurridizo, poco claro. Embargado por la preocupación de reiterar cada día el testimonio de su adhesión y su rechazo, imaginando acaso que el mero antagonismo sustenta y salvaguarda ladiversidad,elpolíticovaaprendiendoaregirseporcontraposiciones y, en realidad, perdiendo percepción para la cualidad y la diferencia. Hace algún tiempo, un conspicuo socialista, teniendo probablemente en su fuero interno definido a Antonio Machado, a partir de su identidad