la en tu vida había existido otra mujer. Pero eso no me parecía a mí que tuviera tanta importancia como para provocar el cataclismo que se había declarado en casa. Poco a poco descubrí que la causa era otra, algo que nunca nombrabais y a lo que, sin embargo, os referíais en vuestras discusiones. Y ese algo se había convertido en un tema inagotable y secreto a un tiempo. Aunque, gracias a vuestros descuidos y hostilidades, pude entrever, a través