¿Hay algún peligro? Ella no quiso responderme y se marchó después de decirme: --Hazme caso, niña, y no preguntes tonterías. Yo ya sabía que "tontería" era la palabra con que Catalina solía nombrar, tratando de exorcizar, aquello que se le apareciera como una amenaza e irremediable. No pude olvidar aquella breve conversación en la que logró transmitirme todos sus temores. Y precisamente por eso, sentada al día siguiente junto a Santiago,