cabellos en su frente, un sereno perfil en su memoria. La Nochevieja en casa es un suplicio para el viejo porque, después de la merienda con Hortensia, se ve forzado a probar los platos que Andrea se ha esmerado en preparar, ateniéndose escrupulosamente a las recetas de su Libro del hogar. El exceso le cae mal a Rusca, que protesta mordisqueando en carne viva. El viejo desearía acostarse, pero su nuera ha decidido que deben esperar el Año Nuevo