» Debí de perder la conciencia, porque desperté en pleno vuelo, en el momento en que la azafata colocaba las bandejas para la comida. Durante los tramos a Viena y a Frankfurt me acompañó un agradable sentimiento de hallarme a salvo; pero entre Frankfurt y Buenos Aires por primera vez me pregunté si antes de alejarme de Bagdad había hecho lo humanamente posible en favor de Abreu. Empecé por no estar seguro, para después caer en remordimientos, quizá infundados, pero