de vista político, se trataba además de incluir la restitución de la mujer al hogar dentro de los deberes de justicia emprendidos por la cruzada liberadora del marxismo. A la mujer no se la había recluido, sino que se la había rescatado de las garras del capitalismo industrialista, que intentó alejarla de sus labores. Así había que entenderlo, y así se escribía: La nueva concepción moral y social de la mujer significa, ante todo, una restitución a su puesto