de su propio carácter que más la enorgullece y justifica: el de mujer romántica. El calificativo de romántica, por mucho que intentaran descargarlo de su magnificencia las sensatas llamadas a la realidad de los consultorios sentimentales, nunca llegó a convertirse en un estigma para la mujer. Invocaba los motivos de índole más diversa para adjudicárselo, y lo esgrimía como una noble bandera que embellecía y dignificaba los argumentos más anodinos. Entre los pseudónimos empleados por las muchachitas que escribían
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CONVERTIR.1 - Cambiar la naturaleza [de algo] haciéndo[lo] ser otra cosa