de naturaleza dentro de él en forma de melancolías que se negaba aceptar como depresiones --y acaso no lo fueran-- periódicas, atacadas por una morbidez en cuyo regazo brotaban pequeños miedos, una apretada colección de florecillas diminutas, las cuales formaban un ramillete tan triste que aún largo tiempo después de dispersado dejaba un vago olor a tallo seco y cuyo recuerdo era tan mustio como el de un pensamiento abandonado. No dejaba de aceptar que el apego al alcohol, al tabaco y a
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FORMARI.1 - Constituir o ser parte de un conjunto con otras personas o cosas