a ser el espiado. Por el camino de tierra que discurría entre la arboleda y el río, paralelamente a la carretera, alguien le seguía sigilosamente. Había decidido salir al encuentro de Peter, que debía de estar a punto de regresar de la capital. Quería romper de alguna forma la soledad de aquel hombre, una soledad tan inusual en los últimos días. Jano, sintiendo este distanciamiento por parte de Peter, comprendió que algo le sucedía. Y volvió a recordar la