mismo y de sus ideas. Poseía una seguridad que, como ya hemos dicho, unas veces se tornaba en pasividad y otras en frialdad. Parecía un hombre recluido dentro del vacío de una campana neumática. Esto, a veces, molestaba interiormente a Jano. Adriana era un ser más inseguro, a pesar de su carácter apasionado, pero era esta pasión, siempre espontánea, la que la humanizaba. Era, en definitiva, un ser menos frío que Marescu. Afortunadamente,
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MOLESTARI.1 - Disgustar [a alguien] produciendo enfado, fastidio, desazón o inquietud del ánimo