silenzio di Pisa...--, pero no lograste convencerme para que nos acercáramos un día hasta la otra orilla del lago, hasta Gardone, donde se hallaba Il Vittoriale, la casa-museo de D'Annunzio. Tú insistíste mucho, aludiendo a la belleza del lugar. Me tentabas hablando de la ladera cubierta de cipreses, olivos y limoneros, y me decías que no confundiera el Arte y los sentimientos con lo que ya sólo era un "museo", con las esperpénticas