protestar ahora», replicó la sirvienta mientras depositaba la bandeja sobre la mesa y ofrecía amablemente a Carlos la mejor silla. Dispuso que Agus y Miguel se sentaran juntos en el mismo lado y, antes de partir el pastel, dijo guardaremos dos raciones para el abuelo y la enfermera. Entonces Miguel, fingiendo desdén, propuso que no se le guardara nada al abuelo, que se comiera Agus lo suyo. «A lo mejor a él le sienta mal, está tan enfermo