, se dijo. «No le ha pasado un día.» El diablo seguía hablando: --¿O no se acuerda de nuestro arreglo? No vaya a salir con que no firmó nada. A mí usted no se me escapa, mi buen señor. Espero que lo haya pasado bien, porque le llegó la hora del viajecito a mis pagos. Así es, mi buen señor: digan lo que digan, el infierno existe. Ya verá. Por extraño que