sin nubes que anunciaran por dónde iba a salir el sol. O como flotar de espaldas en un agua tranquila, dejandose llevar, sin sentir, mar adentro... Percibiendo quizá la misma imprecisión en el paso del tiempo, Genoveva murmuró: --Es tarde --y añadió--: Hace frío. Julián se levantó y cerró la ventana y se quedó de pie, como esperando que ella también se levantara dando por terminada la sobremesa, la velada, la larga compañía que