puedo soportar la ciudad en verano. Me siento embrutecida, agotada, enferma. No puedo pensar. Y tengo que hacerlo. Me arrepiento de haber aceptado un proyecto de libro que sólo podemos afrontar en verano. Yo me habría marchado a trabajar a un lugar seco y fresco. Mi parte es la única que no exige consulta en bibliotecas. Sólo tengo que revisar expedientes y unirlos a las notas que he ido tomando a lo largo del curso. Pero mis compañeros