--Vámonos a «Tristán» --dijo Julián--. Nos esperan allí... Estiró los brazos hacia el sol desaparecido y gritó, como en una invocación: --¡Oh Ra!, descansa y vuelve mañana, pero danos el tiempo suficiente para gozar la noche sin fronteras... Tras del ocaso empezaba la fiesta. El rito de la absenta, la música, la charla, las muchachas. Cuando entraron en «Tristán» estaban allí las dos. Les esperaban