se el viejo coge su manta y se traslada cauteloso a la alcobita. Allí besa delicadamente al niño dormido y le desea una vida larga y colmada, inclinandose sobre él como un sauce. Luego se sienta en el suelo, se envuelve en su manta y se apoya contra la pared, para su acostumbrada guardia. La manta es precisamente lo que desentierra el recuerdo cuya identificación le ha obsesionado desde que empezó a aletear ante el San Cristóbal. En vano hurgaba en su
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ENVOLVER - Rodear, cubrir total o parcialmente una entidad con otra