Mi marido, asistido por una enfermera, se encontraba en su lecho casi moribundo, a causa de un infarto, y con un pronóstico de tres meses de vida. Los militares le preguntaron por mí y por nuestros hijos, y agregaron que: «Cómo un judío hijo de puta puede atreverse a abrir una causa por asesinato al Ejército argentino.» Luego le obligaron a levantarse, y golpeandolo lo subieron a un automóvil, sin permitirle llevarse sus