cierran el grifo y la madre regaña a Brunettino, que reacciona con la pícara expresión de quien está de vuelta de las más terribles amenazas. Ellas acaban riendo y ya todo son fiestas para el chiquillo. Entre tanto ambas se siguen observando. A Hortensia le gusta el peinado de Andrea: personal, sencillo y muy para su cara. Andrea aprueba el vestido de Hortensia; sólo desentona, ¡ qué lástima!, esa góndola de plata en el pecho, demasiado estilo souvenir