un oleaje melancólico de ascuas y ceniza, de pasado y presente mezclados y, junto con la acción del sedante, se queda pronto dormido, como en las noches sin lobos guardando el aprisco. En cambio es el niño quien se despierta y hasta se incorpora de golpe, quizás saliendo de un mal sueño; pero al reconocer al viejo acurrucado se forma en sus labios una sonrisa y, como un gatito satisfecho, cierra los ojos, cambia de postura y vuelve a dormir
SON:185.29
DESPERTARI.1 - Interrumpir o hacer interrumpir el sueño y (de)volver a la consciencia