hacer. Acompañame. --¿Adónde? --A la agencia. Y no te preocupes: lo peor ya ha pasado. Sin manifestar el menor agrado, pero sin cuestionar lo atinado de mi propuesta me siguió la Emilia y regresamos a la calle Pelayo y en ella al edificio de la agencia teatral. El portero, que no obstante mis reiteradas visitas parecía verme por primera vez, nos preguntó que a dónde íbamos.