que pasaban los años, la ausencia de la mujer se le volvía más dolorosa. Se dijo que por mucho que la hubiera querido, mientras fueron felices no entendió cuánto la necesitaba. Sin ella estaba solo. En el hospital donde trabajaba (si la memoria no me engaña, el Hospicio de las Mercedes) conoció a la delegada de una sociedad de beneficencia, una señorita joven, alta, rubia, pecosa, muy derecha, que le recordó a Dorotea. «En
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TRABAJAR.1 - Realizar una actividad que requiere esfuerzo