lo con mis manos desde muchacho. En vez da ser un niño privilegiado que se bañaba con espuma de mussel, al que enviaron a colegios caros y obligaban a asistir a la ópera. MIRIAM.- A mi madre, que había trabajado de asistenta toda la vida, conseguí por fin colocarla en los lavabos de la sala de fiestas donde yo bailaba... Mi mayor deseo es que hubiera sido todo lo contrario, que hubiera tenido eso de lo que tú reniegas.