parte por justificar mi presencia en aquel lugar y en parte por ver si ablandaba su corazón y le sacaba algún dinero, le dije que llevaba dos días sin comer y que no tenía trabajo y me contestó que el que quería trabajar trabajaba y el que no, no, y se fue. Eran las doce y no tenía nada que hacer en Madrid, de modo que decidí regresar a mi patria chica. Preguntando a unos y otros me encontré tras larga caminata en el