pozo de cuento. DIONISIO.- ¿No estaba cubierto? NÉSTOR.- (Asiente.) Con una plancha. Pero aquel día la retiraron para que la princesa sacrificase por amor sus tesoros... Y la nena, al tirar sus piedrecitas, [ sus palitos, ] su trozo de espejito, resbaló y se cayó. (Con los ojos húmedos, se pasa la mano por la cabeza.) Siete metros de profundidad. Charito fue la que vino a avisar