miró con detenimiento a los numerosos militares desarmados por los panzers que a las primeras de cambio, pusieron en desbandada a las escasas tropas francesas. Incluso en su huida, destacamentos mecánicos alemanes alcanzaron a los franceses y les dieron orden de tirar sus fusiles y caminar hacia el sur, pero rápido, para que no estorbaran, no fueran a embotellar las carreteras. "No tenemos tiempo de hacerlos prisioneros --gritaban los alemanes--, ustedes caminen", qué vergüenza, qué