me monstruo que ya veía yo aparecer en mi interior ante la mirada de mamá. Ella era como un espejo donde únicamente podía reflejarse aquella imagen espantosa en la que yo empezaba a creer y de la que tú tenías el poder de rescatarme. Durante varios días nadie me habló, incluso tú parecías distraído y olvidado de mí. Josefa ni siquiera me saludaba y estoy segura de que mamá fingía ignorarme. Yo las esquivaba y buscaba diferentes refugios donde guarecerme,