le "o que hai son catro paredes". Entretanto, la policía empuja a los manifestantes que quedan -el resto debió coger apresuradamente los últimos autobuses que les conducirían a sus puntos de residencia fuera de Santiago- y les obliga a colocarse en la acera de enfrente. Desde allí un muchacho hace con las manos el signo de zurrarle a una persona que se asoma a la ventana del Parlamento.