de que la cosa se halla lejos de ser evidente. Ese uniforme no es más que un mensaje; la mentalidad tecnocrática trata de inculcarnos, o incluso de inculcarse a sí misma, el semantema capital de su propia ideología. Al apartar del uniforme todo aspecto lúdico y extremar su fisonomía utilitaria, de lo primero que tratan tal vez de convencernos es de la serísima y responsable necesidad de la guerra. La garantía de la necesidad por la utilidad es, sin duda