nos mantuvieron ocupadas las mandíbulas. Era noche cerrada cuando llegamos a Sant Pere de les Cireres. El último tramo del recorrido había consistido en un continuo subir, revirar y dar aullidos por una carretera pina, sinuosa y umbría que se adentraba en un macizo montañoso agreste, solitario y neblinoso. El pueblo consistía en una calle perpendicular a la ladera del monte y, por ende, peraltada en grado sumo. Las casas eran de piedra y no parecían habitadas. El viento traía
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ADENTRAR - Ir hacia la parte más interna de algo, penetrar