la al menos la torre que lo coronaba. Mas cuando el conde ya se disponía a partir, el maestre de la flota -supersticioso, como buen marinero- le aconseja aplazar la expedición a causa de los augurios adversos que ha podido observar: "Ca he visto, dice, señor, nuevos yerros / la noche passada facer las planetas, / con crines tendidas arder las cometas / e dar nueva lumbre las armas e fierros; / gridar sin ferida los canes e