Jano también observaba de día --desde lejos, sigiloso-- sus idas y venidas al pueblo en bicicleta para hacer algunos recados. Pero, sobre todo, le intrigaban los raros y solitarios paseos de la muchacha por los alrededores del balneario. ¿Paseos que eran una forma de llamar la atención o un simple reflejo de la independencia de su carácter? Paseos que era difícil controlar por su celeridad y que casi siempre finalizaban bajo el gigantesco sauce llorón que había a la orilla del