duda verídico. De pasión religiosa o inquietudes espirituales tampoco había dado la menor señal antes de llegar al poder. Se decía, por el contrario, que era tibio y poco amigo de curas; y el código de valores que había aprendido de joven en las campañas de Marruecos distaba mucho de ser el de un príncipe cristiano. Pero desde que se puso al mando de las tropas rebeldes, comprendió claramente que, si ganaba la guerra y se convertía en el primer mandatario del