la moda creada para ellos era difícil aplacarlas con un sucedáneo de cretona o percalina. Mariquita Pérez fue un fenómeno bajo el cual se atisban ahora, al cabo de los años, los incipientes fulgores de la sociedad de consumo; y cabría equipararlo a la revolución que, frente a las costureras y modistas tradicionales, significó la apertura de las prim «boutiques». Estas tiendas pequeñitas y selectas, regentadas a veces por chicas de buena familia, empezaron a florecer como