de forma frenética. Terminó la música dejando en él una sensación de dulzura. A Jano le pareció que aquella melodía había durado siglos. Vio que Peter se adelantaba y que se dirigía hacia un extremo de la habitación. Luego, regresó con un pequeño cuadro en las manos, una de las obras más sugestivas y misteriosas que Jano había visto de él. Se trataba de un cuadro abstracto --como todos los de Peter-- lleno de un cromatismo suave, de blancos,