presenta a dos jóvenes, Abelardo y Julita, que se conocieron en una casa de Badajoz, invitados a una comida que la señora Suárez daba con motivo de su cumpleaños: Se quedaron charlando y en un momento dado, Julita observó que a Abelardo se le había caído una gota de aceite en la solapa. Entonces se levantó la gentil criatura, fue a la cocina y volvió con un tazón de agua hirviendo. Y, mojando una servilleta en el agua... le quitó