peligro. Pero puede ocurrir que la frase asaltante nos desgarre con algo parecido a «te quiero, y eso es todo lo que puedo decirte», y sabemos entonces que el trabajo curativo del tiempo ha sido inútil. No guardo tus cartas. De modo que no puedo saber si hace un año o diez meses o acaso veinticuatro que no nos escribimos. ¿Guardas tú las mías? En cualquier caso, tu carta me ha llegado con bastante retraso. La encontré