uso de él, habida cuenta de que alguien se había entretenido en arrancar los cables de cuajo. No me pasó, empero, desapercibido un número garrapateado en la pared, cerca del teléfono, del que tomé nota mental antes de regresar junto al moribundo, que había entreabierto los ojos y me miraba con más interés que sorpresa. --¿Don Muscle, me recuerda? --le pregunté. Movió los párpados como diciendo que sí o cualquier otra cosa. --¿Quién