que las palomas revolotearan encima de las mesas..." Una noche bajaron los paracaidistas en la oscuridad del cielo; primero pasaron los aviones, luego los vi a ellos como grandes flores blancas y lentas; de ser más, hubieran podido cubrir una parte del cielo, pero eran menos de los que yo esperaba, siempre fueron menos; me habían dicho que mandarían a un destacamento y apenas si logré reunir a quince hombres y, sin embargo, en un momento dado, estos