por la desesperación, que había que ser práctico, buscar una salida, encontrar una solución. Como primera medida desnudé al camarero, hice yo otro tanto, le puse a él mis ropas y me puse yo las suyas. Le vacié los bolsillos, que habían pasado a ser míos con el trueque, y sólo encontré un artefacto metálico articulado, muy útil para destapar botellines y sacar corchos e inútil para todo lo demás, y una estampa plastificada que mostraba por una cara