ya ves: lo hice. EMILIA.- ¿Por qué no dijiste nada el día que fuiste atacada? ADELA.- ¡El tercer grado otra vez! EMILIA.- (Enérgica.) ¿Por qué? ADELA.-¡Yahabíasucedido!¿Quépodíaisarreglar?No sigas, por favor. Mamá, no sigas. EMILIA.- Tengo que seguir. No quisiera quedarme a solas con tu padre y esta duda que me ha echado encima.